3. La dialéctica de la dependencia
(Tercer y último articulo de la serie)
El ajuste económico neoliberal de la economía norteamericana iniciada en la década de 1980, obligó a América latina a buscar nuevas orientaciones. Durante todo el siglo XX, EEUU había sido el destino de las exportaciones de la región. Después de la segunda guerra mundial, EEUU producía el 50 por ciento de todas las riquezas (mercancías capitalistas) generadas en el mundo. En 2000 la economía de EEUU sólo representaba el 22 por ciento de la producción mundial.
Con la acelerada “desindustrialización” de EEUU había que encontrar otras soluciones. A fines de la década de 1990, la región (especialmente Sur América) comenzó a orientar su economía hacia el creciente polo de atracción asiático, cuyo núcleo es China. En menos de una década, la mayoría de los países de América del Sur amasó enormes excedentes de dólares que se convirtieron en capital político para generar nuevas relaciones sociales y políticas.
A pesar de los ajustes, los cambios y las reformas neoliberales, combinados con la especulación en torno a las múltiples burbujas (dot.com, inmobiliaria y otras), las inversiones capitalistas no generaban ganancias. El neoliberalismo no frenó la caída de la tasa de ganancia y tampoco reinició una nueva era de prosperidad capitalista. El colapso de la bolsa de valores de Nueva York en 2008, la intervención del Estado en las economías, el comportamiento imperialista de las grandes potencias y la regulación de los mercados son muestras de la "muerte" del neoliberalismo.
No quiere decir que los gobiernos de América latina y de otros países dejen de aplicar políticas neoliberales. Sin embargo, no será para frenar la tendencia de la caída de la tasa de ganancia o para resucitar el desarrollo capitalista. En el caso de que se siga aplicando políticas neoliberales sólo servirán para controlar a los trabajadores y a otros sectores insatisfechos de sus respectivas sociedades.
EEUU, Europa y Japón no pueden seguir las políticas neoliberales para rescatar el capitalismo. Estas políticas fracasaron y fueron declaradas clinicamente muertas con motivo del estallido de la bolsa de Nueva York y después en la Cumbre del G20 en abril de 2009. En esta coyuntura, a pesar de que han pasado 18 meses, los gobiernos más poderosos del planeta siguen buscando en forma desesperada otra estrategia que les permita resolver la "crisis del capitalismo". No es la primera vez que el capitalismo tiene problemas similares. A mediados del siglo XIX, los estudios de Marx señalaron, no sólo que estas crisis son inherentes al desarrollo capitalista, también apuntó a sus causas.
En el caso de América latina, la crisis de acumulación capitalista tiene, además, otra arista. Las políticas neoliberales agudizaron las relaciones de dependencia entre esta parte de la periferia (América latina) y el centro de desarrollo capitalista. La dialéctica de la dependencia, según señalaba Ruy Mauro Marini, sólo conduce a más subdesarrollo (mayores transferencias al centro). Sólo una ruptura con el centro, que permita invertir sus excedentes de manera racional, puede acelerar un desarrollo de la región.
Con la muerte del neoliberalismo y en momentos de crisis en el centro (cambios cuya dirección siguen sin esclarecerse) América latina tiene la oportunidad de generar las condiciones para un desarrollo propio. Desarrollo que no puede ser autárquico (aislado), pero que debe ser en función de sus propios intereses políticos y sociales.
Panamá, 11 de marzo de 2010.
jueves, 11 de marzo de 2010
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