Recientemente un periodista extranjero que buscaba complementar un artículo que preparaba sobre el “boom” inmobiliario de la capital panameña me pidió que le explicara el fenómeno. Mientras que en EEUU, España y otros países la burbuja inmobiliaria estalló hace 18 meses o más, en Panamá conserva su fortaleza (algo golpeada pero sigue siendo atractiva para los especuladores).
Su interés también giraba en torno al Trump Ocean Club, una torre que se levanta sobre la orilla del Mar del Sur (Océano Pacífico) y que representa una enorme inversión. Sólo la mención de Trump despierta ansiedades entre muchos empresarios de todo el mundo. Es una de las figuras más populares del mundo de las finanzas despachando en lo alto de una de sus torres de Manhattan. Domina las páginas de los diarios de EEUU y tiene su propio programa de televisión. En medio de estas actividades de la farándula, la estrella especuladora encuentra tiempo para sumar a su fortuna más miles de millones.
La prensa mundial ha creado un ambiente casi religioso en torno a los proyectos neoliberales. A pesar de la crisis económica, con 15 millones de personas sin trabajo en EEUU, sin señales de recuperación, el mensaje ideológico de Wall Street y Wal Mart, todavía dominan las imágenes que construyen las personas sobre la realidad global.La burbuja inmobiliaria de Panamá es parte de este nuevo mundo que se encuentra de cabeza. La mayoría de la gente en la ciudad de Panamá es consciente del auge inmobiliario (que crece a buen ritmo desde 2005) pero desconoce su origen y no entiende su significado para la economía del país. Los especuladores y sus socios en el gobierno, se benefician con millones de dólares.La prensa local manipula los efectos del “boom” en un sentido positivo. La clase empresaria (grandes y pequeñas), y sus partidos políticos, creen que el neoliberalismo especulativo los va a beneficiar. Importantes sectores de la clase media y de los vastos sectores populares creen que el nuevo horizonte de cemento de la ciudad de Panamá nos da una mejor imagen.Sin embargo, las organizaciones populares formados por sindicatos, educadores, estudiantes, así como asociaciones profesionales y otros sectores, han denunciado la destrucción de la infraestructura de la ciudad y la falta de planificación urbana. La voz de protesta tiende a ser ahogada bajo los “cerros de billetes” que se gastan gracias a las transferencias realizadas en el marco de las políticas neoliberales El Trump Ocean Club es un buen ejemplo que ilustra la caótica situación de la ciudad de Panamá. Si se toma una foto del edificio de Trump, que se levanta frente a la bahía de Panamá, se aprecia el entorno conflictivo y las múltiples contradicciones que tienen que soportar los vecinos. El edificio se construyó en un callejón sin salida, que realiza una apretada vuelta en U. Este espacio lo comparte con otra docena de edificios de tamaño similares. El sector se unirá al “tranque” vehicular que caracteriza a la ciudad de Panamá. Todo indica que los diseñadores del espacio de Trump no quisieron romper con la lógica caótica de la urbe.La construcción de Trump refleja el desorden (¿planificado?) que caracteriza la construcción de la mayoría de los rascacielos (si no todos) que se levantan en la nueva ciudad de Panamá.
Panamá, 18 de marzo de 2010.
sábado, 20 de marzo de 2010
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