jueves, 30 de septiembre de 2010

“El escudo citadino” propuesto por Seguridad

Según el “Plan Nacional de Seguridad”, dado a conocer por el gobierno, la sociedad panameña se enfrenta a cuatro amenazas. Se destacan el narcotráfico, el crimen violento, la corrupción y el pandillersimo. Para efectos de análisis, los cuatro factores se pueden separar. Sin embargo, las cuatro “amenazas” son los brazos de un mismo flagelo. Los pandilleros son los brazos armados del narcotráfico, que alimenta la corrupción que sobrevive gracias al crimen violento.
Para enfrentar este flagelo el plan gubernamental propone desarrollar dos ejes de acción. Por un lado, la “acción preventiva del delito” y, por el otro, las “acciones correctivas de criminalidad”. Las acciones “preventivas” se refieren a tres aspectos: En primer lugar, la coordinación de las agencias del Estado. Segundo, el llamado “programa de barrio seguro”: Mejor iluminación, “remover” cercas y recuperar los espacios públicos. Por último, duplicar el número de policías “en la calle”. Lo terrible de este plan es que ninguna de las tres “acciones” tiene relación alguna con la prevención del crimen. El plan contra el crimen que promueve el gobierno no intenta identificar las causas del crimen en Panamá. La ciudadanía es testigo del fracaso de la lucha contra el crimen.
Por ejemplo, la corrupción existente actualmente no permite que las agencias del Estado coordinen. Más bien compiten entre sí. El ejemplo del “barrio seguro” es factible si las familias que viven en las comunidades son estables, los jefes tienen empleo y los niños están en las escuelas. El número de policías está relacionado con el número de personas peligrosas. Con el paso de cada día el agente de policía se está convirtiendo en el “enemigo” e, igualmente, el policía ve a los miembros de la comunidad como sus enemigos.
Las acciones preventivas, tal como están concebidas, no conducen a objetivo alguno. Todas están destinadas al fracaso. Se olvidan del actor principal y el escenario donde se desarrolla este drama de la vida real. Para acabar con el crimen, hay que tener jefes de familia con un empleo estable, capaces de conservar la solidez del hogar. Además, es el conjunto de familias que comparten un espacio cultural, que forma la comunidad con sus instituciones de educación y de recreación, que excluyen al crimen organizado y la corrupción.
Si las “acciones preventivas del delito” propuestas están fuera de lugar, las “acciones correctivas de la criminalidad” son un peligro abierto para la sociedad panameña. Entre las “acciones correctivas” el gobierno coloca en primer lugar la “instalación de 11 estaciones aeronavales”. Las estaciones o bases militares tienen como fin supuesto, interrumpir el flujo del tráfico de drogas entre Colombia y EEUU. Para cualquier persona con capacidad de raciocinio es obvio que estas estaciones no sirven en absoluto para detener a los narcotraficantes.
La razón de ser de las “estaciones” es para militarizar a la Policía Nacional de Panamá y someterla a una vigilancia más estricta por parte de EEUU. La “seguridad pública” panameña está siendo cada vez más centralizada en pocas manos que responden directamente a los estamentos norteamericanos.
En segundo lugar, las “acciones correctivas” incluyen la creación de “un escudo citadino, con retenes alrededor de (las ciudades de) Panamá, Colón y (la provincia de) Chiriquí”. La idea es tan asombrosa que es probable que la quieran hacer realidad. En la edad media, las ciudades vivían amuralladas. En la conquista europea del “lejano oeste” los fuertes se construían en el medio del territorio enemigo. Ahora el Estado de Israel lo hace en los territorios ocupados de Palestina. La ciudad colonial de Panamá construyó sus murallas para separar a su población europea del “arrabal”.
“El escudo citadino” mencionado se complementaría con la creación de un “Centro de Análisis de Información”. Este gigantesco G-2, según el documento, “tendrá como objetivo centralizar y analizar la información procedente de los estamentos de seguridad, que serán utilizadas estratégicamente para la planificación operativa”. Los panameños podríamos proclamarle al mundo que somos el primer país “democrático” que se somete a sí mismo a un sistema de control policíaco total. (Israel se lo hace a Palestina, Alemania se lo hizo a sus enemigos durante la II Guerra Mundial y Pinochet lo aplicó al pueblo chileno).
¿Son estas ideas del presidente Martinelli, del director de la Policía, Gustavo Pérez, ambos productos de academias militares norteamericanas? ¿Podrían ser ideas del ministro de Seguridad, Raúl Mulino, o del ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimtriu, ambos sin entrenamiento militar? No creemos. Los cuatro se encuentran maravillados con estas nociones de guerra, aviones y tanques, sin darse cuenta de que han convertido en su enemigo al pueblo panameño, los hijos de sus vecinos y probablemente los nietos que contraerán nupcias con sus propias nietas.
Panamá, 30 de septiembre de 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

Políticas equivocadas y crimen organizado

La semana pasada nos referimos a la violencia y el avance del crimen organizado en la región. Sostuvimos que Panamá se encuentra en el mismo camino, ya trazado por los países vecinos, debido a las políticas desastrosas que ejecutan los gobiernos de turno, muy especialmente el actual presidido por Ricardo Martinelli. Tanto las políticas sociales (flexibilización del trabajo) como la política exterior (someterse a la militarización impuesta por EEUU) son señales de futuros problemas que los panameños tendremos que pagar a precios muy elevados.

El diario O Globo de la ciudad de Sao Paulo, metrópoli de Brasil con 20 millones de habitantes, entrevistó a un capo pandillero encerrado por varios delitos y quien desde la cárcel revela las operaciones que realiza en combinación con el crimen organizado y la clase política de su país. El entrevistado se llama Marcos Camacho, mejor conocido como Marcola. Dirige detrás de las barras una pandilla ligada al crimen organizado conocida con el nombre de “Primer Comando de la Capital” (PCC).

Marcola refleja la crisis del sistema político y su relación con el crimen organizado y el tráfico de drogas. Según Marcola, “yo era pobre e invisible. Sólo éramos noticia cuando una favela desaparecía debajo de un derrumbe en los cerros o en la música romántica sobre "la belleza de esas montañas al amanecer". ¿Qué hicieron los políticos? Nada. El gobierno federal nunca aprobó presupuesto para nosotros”.

Marcola dice que “ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social. No hay solución. La propia idea de "solución" ya es un error”.

O Globo pregunta: ¿Usted no tiene miedo de morir? Marcola contesta: “Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. En la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo ordenar que los maten allá afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las favelas hay cien mil hombres-bombas. La muerte para ustedes es un drama. La muerte para nosotros es algo cotidiano, tirados en una fosa común”.

“No hay más proletarios o infelices o explotados”, señala Marcola. “Hay una tercera cosa creciendo, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió una especie de post miseria que genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, internet y armas modernas”.

O Globo pregunta: ¿Qué cambió en las favelas? Marcola contesta: Mangos (dólares). ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar (empresario brasileño) no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un despacho… ¿Qué policía va a quemar esa mina de oro? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y "colocado en el micro-ondas".

Desde su silla tras las barras, Marcola le dice al periodista: “Ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes se mueren de miedo. Ustedes nos transformaron en super stars del crimen. Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las favelas, por miedo o por amor. Ustedes son odiados.

O Globo pregunta: ¿Pero, qué debemos hacer? Marcola contesta: “Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mis intereses. ¡Agarren a "los barones, narcotraficantes del polvo" (cocaína)! Hay diputados, senadores, empresarios y ex presidentes metidos en el tráfico de la cocaína y de las armas. ¿Pero, quién puede meterles mano? ¿El Ejército? Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones. Para acabar con nosotros necesitan estallar una bomba atómica en las favelas. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radio-activa?

O Globo pregunta: ¿No habrá una solución? Marcola contesta: “Ustedes deben hacerse una autocrítica de su propia incompetencia. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Entiéndame, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: "Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno".

Si México y Centroamérica se enfrentan a serios problemas, Brasil no se queda atrás. Para qué decir EEUU con una población marginada a punto de estallar. Panamá todavía tiene una oportunidad de frenar el avance del crimen organizado si hacemos un alto y modificamos radicalmente las políticas públicas equivocadas que sirven de caldo de cultivo de la violencia y empujan a la adolescencia hacia las pandillas.

Panamá, 23 de septiembre de 2010.

jueves, 16 de septiembre de 2010

El crimen organizado avanza sin control en la región

Nelson Quintanilla, sociólogo salvadoreño, acaba de escribir un artículo de alerta, que los panameños y latinoamericanos debemos tomar muy en cuenta. En El Salvador las pandillas declararon un paro del transporte público que paralizó el país. ¿Debe sorprendernos o es la consecuencia de políticas públicas equivocadas? Según el sociólogo, el país centroamericano “vive una ola de criminalidad que afecta los transportistas víctimas de asesinatos. El gobierno no logra definir una política que garantice la seguridad de la población. El paro del transporte decretado por las pandillas tiene como antecedente la ley de Proscripción de Organizaciones de Naturaleza Criminal”.

Mientras los gobiernos – el panameño entre los primeros – se apresuran en aprobar una legislación laboral que crea más desempleo e informalidad y, además, pone su política exterior al servicio de intereses bélicos de EEUU, como consecuencia directa la sub-región cae cada vez más en manos del crimen organizado. En el caso de El Salvador, las pandillas se han convertido en un actor político que disputa su legitimidad de igual a igual con otros sectores de la sociedad civil.
El Ejército declaró que tienen "la situación del transporte controlada”. Sin embargo, “lo que no estamos controlando es el rumor", declaró el ministro de Defensa, general David Munguía. El 1º de septiembre de este año, la Asamblea Legislativa aprobó la llamada Ley de Proscripción de Maras, Pandillas, Agrupaciones, Asociaciones y Organizaciones de Naturaleza Criminal, que impone hasta 10 años de cárcel a cualquier persona que integre esas agrupaciones.

Según la ley aprobada, "son ilegales y quedan proscritas las llamadas pandillas o maras Salvatrucha, MS-trece, Pandilla Dieciocho, Máquina y Mao Mao". Además, quedó establecido que los bienes, valores, dinero y otras posesiones derivadas de las actividades ilícitas de las pandillas serán confiscados y pasarán a manos del Estado. En 2010, según el periódico Heraldo, en represalia al rechazo de los empresarios del transporte a pagarles la llamada "renta" (extorsión), han asesinado a 107 personas, entre choferes y cobradores.
El incremento de la violencia se ha politizado, convirtiéndose en un arma de la extrema derecha para atacar al gobierno que cuenta con el apoyo político del Frente Farabundo Marti de Liberación Nacional (FMLN). Según el sociólogo Quintanilla “no se puede negar que la situación es complicada y que necesita firmeza para resolverlo… (Sin embargo), no necesitamos una dictadura militar para evitar la zozobra, el pueblo mismo puede y debe participar decididamente para evitar una guerra social”.
Se necesita una política pública que reincorpore a la juventud, que se ha unido a las pandillas, a las escuelas y a los centros de trabajo. Política que consolidaría a la institución familiar y fortalecería a las comunidades y centros culturales.
Hay que estudiar cuales son las fuerzas políticas que se encuentran detrás de las pandillas manipuladas por el crimen organizado. En el caso de El Salvador, plantean sus reivindicaciones y publican sus comunicados abiertamente en busca de legitimidad. La semana pasada circularon una declaración insólita pidiendo disculpas por la paralización del transporte público pero explicando sus motivos: "Los miembros de las pandillas MS y 18 le pedimos al pueblo salvadoreño, en general, nuestras más sinceras disculpas por los inconvenientes causados, a través de un paro de buses. La MS y la M-18 piden al presidente salvadoreño vetar la "Ley de proscripción de maras, pandillas, asociaciones y organizaciones de naturaleza criminal".
Las pandillas del crimen organizado convocan al diálogo y le pide "al Gobierno que vete la ley de proscripción… lo invitamos a iniciar un proceso transparente de diálogo con el fin de buscar solución al conflicto de la violencia", indica el comunicado. Quintanilla concluye “que estos grupos son fuertes y si no se les presta la debida atención pueden crear más terror”. Señala con acierto que “no son leyes de mano dura o súper mano dura las que pueden resolver el problema. Debe revisarse las causas que hicieron posible la aparición de estas organizaciones y proponer alternativas de solución”.

Al igual que en Panamá, las causas que permiten la aparición de estas organizaciones criminales son las políticas públicas equivocadas que ejecutan los gobiernos de turno que desintegran las instituciones básicas de la sociedad. Estas políticas de flexibilización del trabajo y de “apertura” a inversiones de capital “sucio” se hacen cada vez más peligrosas al ser subordinados los gobiernos por los intereses del crimen organizado.
Panamá, 16 de septiembre de 2010.

viernes, 10 de septiembre de 2010

La crisis de la educción tiene solución

A diferencia de gobiernos anteriores, el equipo que asesora al presidente Ricardo Martinelli, respondiendo quizás al caprichoso lema del “cambio”, insiste en que los educadores panameños son incapaces de planificar o de presentar propuestas que apunten en la dirección que exige la educación en el siglo XXI. La Asociación de Educadores de Veraguas (AEVE) presentó hace algunos meses un documento al despacho superior del Ministerio de Educación haciendo algunos planteamientos que merecen la atención de todos los panameños, no sólo las autoridades.
Todas las partes involucradas en la educación están de acuerdo en un punto: la educación está en crisis. Esta aseveración no sólo es válida en Panamá. Es una realidad que afecta la región latinoamericana y, en mayor medida, países como EEUU y gran parte de Europa.
Según AEVE, “se dice que la educación está en crisis”: crisis de los contenidos de la educación, crisis de la metodología y, sobre todo, crisis de una visión general que supere el terreno meramente educativo. Acierto relevante de los gremialistas.
En el documento de AEVE se agrega que “la crisis de nuestro sistema educativo responde a los profundos cambios provocados por la revolución científica- tecnológica y la consecuente transformación de las formas productivas y de la comunicación que inciden en la organización de las relaciones laborales. Pero, junto a ello, a la imposición de un modelo neoliberal que afecta tanto a nuestra sociedad como a nuestro sistema educativo”. Doble acierto analítico de los educadores
Señala lo que el gobierno quiere negar: En respuesta a las demandas neoliberales, se transformaron los objetivos de la educación y ahora responden a las necesidades de formación de recursos humanos para un mercado improductivo. “De allí, por ejemplo, en el caso de Panamá, la proliferación de bachilleratos mercantilizados. Las autoridades se olvidan que esta fragmentación es producto de las políticas neoliberales en la educación y que probaron ser un fracaso.
El gremio AEVE sostiene “que hoy la educación tiene una función meramente utilitarista”. Se ha instalando un nuevo concepto de calidad de la educación, restringido a la capacitación de diversos tipos de capital humano especializados en el consumismo y para competir en la actual sociedad de mercado.
En este sentido “las reformas curriculares y los programas especiales, desarrollados por los ejecutores del neoliberalismo para generar una educación de calidad, no han tenido éxito. Hoy no existe una educación integral. La supuesta calidad de la educación se establece sólo a partir de los peores o mejores resultados de “pruebas estandarizadas”, que sólo dan cuenta de los rendimientos en determinados contenidos y competencias de algunas áreas del currículo”.
En forma correcta, la AEVE señala que “subyace a la crisis educativa la ausencia de un Plan Nacional de Desarrollo. Como consecuencia, el Estado-Nación panameño carece de políticas educativas que trasciendan a las diferentes administraciones de gobierno. Esto ya lo reconoció Jeptha Duncan en su informe de gestión en… 1921.
Los educadores se preguntan si la educación es un derecho humano o simplemente otra mercancía. “En este mismo contexto, cabe destacar que el tema educativo debe ser atendido como una prioridad nacional, lo cual demanda de una visión de Estado, que se corresponda con los objetivos y lineamientos estratégicos del desarrollo nacional. Si bien, podemos coincidir en la idea de que se requieren transformaciones profundas en los procesos educativos, el dilema está en resolver hacia dónde deben apuntar esos cambios: o gestionar la educación como un derecho humano fundamental o como una mercancía más”.
Los gremialistas no se quedan a nivel del enunciado. Plantean por lo menos dos soluciones que deben ser ejecutados lo antes posible.
En primer lugar, hay que llegar a las causas de la crisis y no sólo a los síntomas. “Para el movimiento docente la línea base se aborda mediante un diagnostico multidimensional e integral de la educación panameña” No se justifican cambios en el sistema educativo, basados únicamente en aspectos de evaluación de los aprendizaje y otros elementos sociométricos que son los síntomas y no las causas del problema.
En segundo lugar, “para el movimiento docente gremialista, el sistema educativo panameño, aún no ha sido científicamente diagnosticado integralmente, de manera tal que una línea base de datos sobre las dimensiones que intervienen en la gestión de la educación pública, es una condición “sine qua non”, para entonces, planificar, diseñar y gestionar cambios que verdaderamente respondan a las necesidades, demandas y expectativas de la sociedad panameña”.
Todo indica que los educadores gremialistas deberían ser llevados a los despachos del Ministerio de Educación para que comiencen a diseñar los programas de trabajo que necesita urgentemente el país en esta materia.
Panamá, 9 de septiembre de 2010.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Palabras de Genaro López

En términos políticos el país ha entrado en una fase de turbulencia. El gobierno ha perdido la iniciativa frente a los diferentes sectores del país. Una prueba de ello es el estancamiento de la “mesa del diálogo” que nació sin combustible. Se suponía que gobierno, sector empresarial y trabajadores se sentarían para modificar, reformar o derogar la nefasta Ley 30 (mejor conocida como Ley “Chorizo”). Oportunidad óptima para enderezar los errores cometido por el presidente Ricardo Martinelli desde su toma de posesión en 2009. Sin embargo, después de más de una semana de darle vuelta a la “mesa” el gobierno no crea las condiciones aún para que se abra el diálogo.

Además, el presidente Martinelli ha pospuesto los cambios de gabinete que debió haber efectuado a mediados de año. La turbulencia política se refleja también en la oposición que no encuentra el camino para enfrentarse a un gobierno impopular. El Partido Revolucionario Democrático (PRD) aún no cura las heridas recibidas durante la última contienda electoral. Los medios de comunicación, que observan la situación, han elevado los niveles de crítica al gobierno y a la oposición preocupados por la posible pérdida de legitimidad del sistema imperante.

La economía, por otro lado, tiende a estabilizarse después de haber sufrido pérdidas en 2009 y a principios de 2010 como consecuencia de la crisis económica de EEUU (que aún siente los efectos de su política neoliberal de las últimas dos décadas). La calma en el frente financiero sigue siendo muy dependiente del desempeño de la economía norteamericana. En esta área no hay garantías.

El único sector que demuestra pujanza y novedades interesantes resulta ser la izquierda política panameña. La izquierda panameña está representada por un fuerte movimiento sindical, el brote de una expresión partidista y la movilización de amplios sectores populares que reivindican conquistas perdidas (grupos ambientales, género, comunitarios, campesinos, indígenas, etc.) Aún es muy temprano predecir si la izquierda política panameña logrará consolidarse y presentar un reto a las fuerzas tradicionales del país.

En una reciente encuesta el profesor Juan Jované, candidato a la Presidencia del Partido Alternativa Popular (PAP) – en formación – marcó un 18 por ciento de las preferencias del público consultado. Es un indicador importante de que la población electoral reconoce a una figura contestataria. Si este nivel de reconocimiento se mantiene o crece dependerá de la izquierda política.

Igualmente importante, los sectores ligados a FRENADESO, frente popular dirigido por figuras de izquierda, han anunciado su decisión de incursionar en la política electoral. El dirigente obrero Genaro López acaba de dejar la Secretaría del Sindicato de Obreros de la Construcción (SUNTRACS) y anunció su disposición a trabajar en la creación de un “instrumento político” que le permita al pueblo panameño participar en las próximas elecciones con un partido propio.

Según López, “en las discusiones que hemos sostenido con los trabajadores y la dirigencia de FRENADESO, hemos llegado a la conclusión de que es hora de construir nuestro propio instrumento político electoral para disputarle el poder en 2014 a los partidos corruptos de la clase dominante… Estamos cansados de los politiqueros que siempre engañan al pueblo, abusadores y asesinos de trabajadores”.

López agregó que el “instrumento político lo entendemos como un proyecto democrático, anti neoliberal, amplio, donde tengan cabida las mujeres y hombres que anhelan una sociedad verdaderamente humana, justa y democrática”. Sobre su propia candidatura señaló que el “proyecto no tiene candidaturas pre-determinadas como se ha llegado a insinuar en los medios. El rol que se nos asigne será determinado por las consultas que se realizarán con las bases y los trabajadores”.

López fue reemplazado en la secretaría general de SUNTRACS por Saúl Méndez quien señaló que en el “camino por conquistar una sociedad justa, democrática, solidaria y verdaderamente humana, de bienestar y prosperidad para todos, hemos determinado la necesidad de erigir un instrumento político electoral… Esta decisión está determinada por el trabajo de acumulación lograda en los últimos años, los avances organizativos y las consultas efectuadas con amplios sectores nacionales”.

Según Méndez, los sectores populares tienen que “desafiar las reglas del juego establecidas por la partidocracia reinante. Pero estamos seguros que con el apoyo de los trabajadores y el pueblo lograremos vencer. Pronto le llegará el turno a los pobres, explotados y olvidados”.

Según un periodista de la localidad, existe mucho optimismo entre los sindicalistas. “Consideran que según los análisis políticos que se han hecho, FRENADESO y todas las organizaciones afines lograrán inscribir un partido en un día”. Según el medio, Méndez aseguró que “nosotros queremos estar seguros de que hay voluntad y no estar mendigando firmas que después no vamos a poder recoger”.

Panamá, 2 de septiembre de 2010.